Editor(es): Ugo Rondinone.
Autor(es): Anne Buschhoff, Bice Curiger.
Tipo de cubierta: Tapa dura.
Dimensiones: 240 x 310 mm.
Páginas: 312.
Imágenes: 124 colores.
Nacido en 1964, el artista suizo afincado en Nueva York Ugo Rondinone es una de las voces más destacadas de las artes visuales contemporáneas. Utilizando la fotografía, el vídeo, la pintura, el dibujo, la escultura, el sonido y el texto, es un virtuoso de las formas y las técnicas. Rondinone disfruta especialmente desestabilizando las percepciones de los espectadores y perturbando sus certezas mediante el desarrollo de entornos sensoriales sorprendentes. Reorganizando el contenido y los elementos formales a través de un filtro poético personal mientras se inspira directamente en el mundo exterior, envuelve al público en una experiencia sinestésica.
El artista ha desarrollado series muy precisas y repetitivas —esculturas y vídeos de payasos, pinturas acrílicas sobre lienzo, máscaras de goma, esculturas de rostros de aluminio, bombillas de cera de gran tamaño, pinturas rayadas sobre poliéster, esculturas de piedra, pintura de paisajes con tinta, bodegones de bronce, instalaciones de vídeo y sonido— a través de las cuales explora temas de fantasía y deseo, diversificándose en la literatura y la poesía, el cine contemporáneo y las artes visuales.
Una nueva serie de tres publicaciones documenta extensamente tres de sus series más famosas: las Pinturas de paisajes, las Pinturas de horizontes y las Pinturas de sol. En el tercer volumen dedicado a las Pinturas de paisajes (1989-2011), la crítica y curadora Bice Curiger propone una lectura histórica y poética de este conjunto de obras, mientras que la curadora de grabados de la Kunsthalle de Bremen, Anne Buschhoff, ofrece una perspectiva iconográfica sobre ellas. Concluye: “Con sus piezas sobre el bosque, Rondinone ha desarrollado una iconografía privada del paisaje, una realidad pictórica que juega con lo supuestamente real y lo realza hasta el punto de lo surrealista. Al hacerlo, abre espacios de imaginación en el espectador. Pero, sobre todo, al hacerlo, pone la naturaleza completamente a su disposición, convirtiéndola en algo biográfico. El bosque es un espacio psicológico: el bosque es Rondinone”.
